Peregrinar por Lima nocturna es, en estos tiempos, un verdadero deleite. Qué digo deleite, es un reto agresivo contra la creatividad, la aventura y la noche misma. ¿Se imaginan qué clase de manjares se pueden encontrar en esta Lima añeja y veleidosa, entre fuegos eternos y pócimas deleitantes?
Hace poco, dilectos amigos chilenos daban cuenta de las bondades del pisco, pero curiosamente no alrededor del Pisco Sour, nuestro coctel de bandera, sino embelesados por el sensual desenvolvimiento del Chilcano, muchas veces olvidado y otras tantos postergado. Esta nota lo intenta vindicar, rescatarlo de las garras del olvido o, peor aún, del desaire siniestro.
Crónicas enteras sobre las travesías de extranjeros y propios en nuestras calles limeñas por la noche como boca de locura, se detienen en la arremetida del pisco en la cultura peruana, a despecho de los que quieren verlo envuelto en otras banderas. Pero más aún, los que sucumben ante el voraz bocado de la movida de intramuros se dejan llevar también por las flamas fosfóreas de un buen Lomo Saltado o mover la osamenta al vaivén de algunos de los antros más inconcebibles que esta ciudad demente puede cobijar.
Los “brazos de bruma” de los que habla el cronista Peregrino Inmóvil (http://peregrinoinmovil.wordpress.com/), son los tiernos lazos de entrañable arraigo por esta ciudad y sus pecados capitales. Y desde tiempos inmemoriales, cuando Lima era pequeña y la Res se encumbraba como la forma más amable de la tertulia o la humorada de amigos queridos. No puedo no recordar a Josemari Recalde como uno de los más contemporáneos impulsores de la res en el centro de Lima, o a mi buen amigo Pepe Sardón, uno de los más conspicuos estudiosos de la tradición perdida de los bares de Lima, como dos de los referentes más importantes, en lo personal, para hablar de Res y de Chilcano de pisco.
La receta es muy sencilla, a decir verdad:
Ingredientes:
- 1 copa de pisco
- 1 limón
- 2 cubos de hielo
- Ginger Ale
- Jarabe de goma
- Amargo de angostura al gusto
Preparación:
Verter en un vaso largo hielo, luego el pisco (dos dedos es lo recomendable, salvo gustos más curtidos), sobre ellos el Ginger Ale. A este preparado básico puede agregarse rodaja de limón, jarabe de goma y las gotas de Amargo que se guste.
***
Pero lo más agradable del Chilcano es la tertulia amable y la sana diversión. Nada como tomar asiento en la mesa de siempre del bar de costumbre y pedirle a nuestro mozo que nos provea de una Res. El mundo se detiene. Los sentidos se emocionan y el paladar se deleita.
Que sirva este homenaje al Chilcano de Pisco para saludar a los bares limeños en los que el trago se sigue preparando de la mejor manera y donde las reses vienen y van.
Salud con Chilcano ¡
No hay comentarios:
Publicar un comentario