La experiencia del vino que traigo el día de hoy no sólo obedece a sus características personalísimas sino al excelente escenario que proporciona La Esquina, un espacio más que propicio para la conversa amable y la tabla de quesos culminante, donde además la Carta no termina y los vinos abundan.
Este Marqués de Valparaíso Crianza del 2006 es un vino sólido, carnoso, pero adornado con la suavidad que da la juventud, como ese tesoro tan preciado que muchos se resisten a perder y otros tantos se esfuerzan en perseguir.
Al final del primer sorbo, el fundamental, el de la cata de apertura, se advierte una perfecta astringencia, lograda por el porcentaje mínimo que aporta la cabernet sauvignon a la ley de mezcla para lograr un producto realmente sorprendente. Le siguen los taninos fuertes y firmes, producto de los meses de Roble y de la nobleza de las uvas consideradas en el proceso. Al final del primer sorbo descansa el paladar sumergido en notas delicadas de frutas rojas campestres. Persistente.
Coon la conversación amena y una inteligente combinación con un buen roqueffort, el vino va cediendo paso a la tranquilidad del fresco campo y la tierra húmeda. Las frutas rojas se mantienen hasta el final sin perder el equilibrio en ningún momento, regalando al paladar su carnosidad sin remilgos ni reparos.
Marqués de Valparaíso Crianza ha sido premiado con Medalla de Oro en la Berliner WeinThophy 08.
Se sugiere un maridaje con carnes blancas o carnes de caza y pastas con quesos fuertes o hierbas. La temperatura ideal de servicio es 16°.
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