jueves, 19 de agosto de 2010

El agua nuestra de cada día ...

Existen mitos y verdades en relación con el consumo de agua y su efecto en el cuerpo y la salud de las personas. Hechos relevantes y consecuencias inadvertidas son algunos de los elementos que giran en torno de algo tan natural como ajeno, según la perspectiva desde la que se observe y del segemento poblacional de que se trate. Así es el agua, enigmática y misteriosa hasta el colmo, tanto como lo es su naturaleza de fuente de la vida como su simpleza extraordinaria.



El agua es el componente principal de los seres vivos. De hecho, se pueden vivir meses sin alimento, pero sólo se sobrevive unos pocos días sin agua. El cuerpo humano tiene un 75 % de agua al nacer y cerca del 60 % en la edad adulta. Aproximadamente el 60 % de este agua se encuentra en el interior de las células (agua intracelular). El resto (agua extracelular) es la que circula en la sangre y baña los tejidos.

Por ello, es muy importante consumir una cantidad suficiente de agua cada día para el correcto funcionamiento de los procesos de asimilación y, sobre todo, para los de eliminación de residuos del metabolismo celular. Se necesita de unos tres litros de agua al día como mínimo, de los que la mitad aproximadamente se obtienen de los alimentos y la otra mitad bebiendo. Por supuesto, en determinadas situaciones o etapas de la vida estas necesidades pueden aumentar considerablemente.
 
 
 
El agua mantiene la humedad de la piel, regula la temperatura corporal, transporta el oxígeno y otros nutrientes a las células y colabora con la formación de los músculos y otros tejidos (ayuda a su correcto funcionamiento y a la amortiguación de las articulaciones). Cuando el cuerpo no recibe toda el agua que necesita se pueden producir mareos, calambres en los músculos, dolores de cabeza, presión arterial baja y puede influir en el rendimiento físico y mental. Una deshidratación leve (entre el 1 y 2% del peso corporal) puede incidir en la capacidad de concentración, y si es superior puede afectar a la capacidad de procesamiento del cerebro e influir en la memoria a corto plazo.

Favorece también la digestión de los alimentos. Se encuentra en todo el aparato digestivo y contribuye a la disolución de nutrientes, para que sean absorbidos en la sangre e incorporados a las células. Una buena hidratación también se refleja en el aspecto de la piel, que se vuelve más suave y elástica con su consumo regular.

Se recomienda tomar:
 
- 2 vasos de agua después de despertar ayuda a activar los órganos internos.
- 1 vaso de agua 30 minutos antes de comer ayuda a la digestión.
- 1 vaso de agua antes de bañarse ayuda a bajar la presión sanguínea.
- 1 vaso de agua antes de irse a dormir evita apoplejías o ataques al corazón.

 
 
En este orden de ideas, puede hablarse de algunas propiedades del agua, como:
 
1.- Acción disolvente
2.- Elevada fuerza de cohesión
3.- Gran calor específico
4.- Elevado calor de vaporización
 
Por cierto que el consumo de agua por persona en los países desarrollados alcanza los 300 litros frente los 80 que recomienda la OMS. Pero no debe perderse de vista que los estudios revelan que los seres humanos pueden llegar a desperdiciar una ingente cantidad de agua sin consumirla. Uno de los casos más sangrantes es el de las pérdidas, un grifo que permita fugas de 10 gotas por minuto provoca un desperdicio de 2.000 litros de agua al año.

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